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Retrato de una dama

Hace tan solo unos meses se hablaba de cómo el señor Pablo Larraín podría hacer historia en los Oscars de la Academia al conseguir una doble nominación a Mejor Película con Jackie, y a Mejor Película de Habla no inglesa con Neruda.

Pero finalmente el que es uno de los directores más influyentes y aclamado de los últimos veinte años, no ha conseguido la nominación por su poético análisis del poeta más importante del mundo de habla hispana, ni por su milimétrico e invasivo retrato de la que fue y será siempre la Primera Dama de los E.E.U.U, Jackie Kennedy. En compensación de ello nos queda saber que con o sin nominación, estamos sin lugar a ninguna duda, ante una de las mejores películas de este año.

Jackie es la confirmación de que Larraín es capaz de capturar la esencia del ser humano con una precisión quirúrgica. En el film su intención no es en ningún momento realizar un biopic al uso, él se pone como meta retratar prácticamente en primera persona los duros momentos a los que tuvo que hacer frente Jackeline Kennedy en los días posteriores al asesinato de su marido. A través de ese traumático hecho asistimos al dolor y al desgarro del mismo modo al que asistió su viuda, conociendo al personaje de una forma tan ejemplar, que se puede decir sin miedo a resultar excesivos que compartimos su sufrimiento y su riguroso luto.

Aquí Jackie no es la mujer en la sombra, ella es la protagonista absoluta de esta película y Larraín se encarga de dejarlo claro gracias a su cámara, una cámara que está siempre al lado de Jackie. Con una planificación preciosa que pasa de planos completamente abiertos y llenos de luz, a otros cerradísimos y oprimentes que captan segundo a segundo el horror de esos días que convirtieron a su heroína en la incuestionable leyenda que es hoy día.

La cinta presenta una narración elegante y sutil que sabe asfixiar de forma totalmente invasiva cuando la ocasión lo requiere y soltarnos cuando quiere. Un complicado riesgo fílmico que su director salva por todo lo alto ayudándose de una opresiva e inspiradísima música que corre a cargo de la ecléctica artista Mica Levi. Contando sobre todo con el asombroso tour de force que realiza su protagonista Natalie Portman, en un hermético y sobrecogedor trabajo que solo puede ser comparado con el sublime papel que interpretó para Darren Aronofsky en Cisne negro (2010) y que le valió su primer e incuestionable Oscar (de otros muchos que estoy seguro que vendrán).

El último trabajo de Pablo Larraín es una joya tan provocadora como perfecta que demuestra su capacidad para llegar allí donde otros simplemente son incapaces de llegar. Él accede a los recovecos de la complejidad humana de Jackie de una empatía tan grande que hace que en ningún momento sientas que estás viendo una historia, sino que la estás viviendo. Una película que eleva a su director y a su prodigiosa protagonista a la estratosfera cinematográfica más grande y aclamada de este nuestro tiempo.

Un lugar conocido como Camelot

Jackie está nominada para 3 categorías en los Oscar como son: Mejor Actriz Natalie Portman, Mejor B.S.O y Mejor Vestuario. Unas nominaciones que si los Oscars de verdad se molestaran en recoger lo mejor de cada año, tendría fácilmente otras 4 nominaciones más que valorasen el impecable trabajo de adaptación del guión, su rocambolesco montaje, y el trabajo de Larraín como Mejor Director y Película. Pero como hace tiempo que la Academia no premia lo mejor, sino lo que más les interesa, esas nominaciones no están, pero honestamente dudo que le haga ninguna falta porque la cinta ha conseguido algo que está más allá de cualquier premio o reconocimiento. Jackie ha logrado aquello que su verdadera protagonista siempre quiso: que su legado perdurase en el tiempo por siempre y que no olvidásemos que “durante un breve y brillante momento, existió un lugar conocido como Camelot”.

Nota: 9/10