Patricia Campos ha roto estereotipos por tierra, mar y aire, convirtiéndose en la primera mujer de las Fuerzas Armadas Españolas en pilotar un reactor y en la primera entrenadora europea de un equipo de fútbol profesional en EEUU. Vive en Honolulu, un lugar paradisíaco, aunque tiene su corazón en África y está convencida de que se puede cambiar el mundo poniendo pasión a nuestros sueños.
Patricia, ¿qué decías de pequeña cuando te preguntaban qué querías ser de mayor?
De muy pequeña futbolista. Un poco después piloto.
Entonces se puede decir que has perseguido tus sueños y has conseguido tus objetivos. Eres pionera en sectores dominados por hombres. Primera entrenadora europea de un equipo profesional en EEUU, primera mujer de las Fuerzas Armadas Españolas en pilotar un reactor. ¿Cómo animarías a las niñas a que sigan su vocación, aunque todo el mundo les diga que lo que quieren ser es una profesión solo para chicos?
Les diría que sueñen en grande que crean en ellas, que sean dueñas de sus propias decisiones. Si quieren algo con todas sus fuerzas nada ni nadie les puede detener.
¿Qué techos de cristal te has encontrado en tu camino?
Muchos… De pequeña no me dejaban jugar al fútbol porque es un deporte de chicos; no me permitían tocar la trompeta porque es un instrumento de chicos; no podría ser piloto porque no había ninguna mujer que lo hubiera conseguido…
¿Por qué Tierra, Mar y Aire?
Sentí la responsabilidad de contar al mundo cómo es vivir como mujer y como homosexual en estos tiempos. Si dejaba mi vida como piloto y no explicaba las razones, nunca serviría para nada. De esta forma, sé que podía ayudar a otras personas en mi situación y a mostrar a otras que hay muchas cosas que cambiar y mejorar.